Siempre me ha gustado la idea de fundar un colegio, una escuela que sea digna de educar a las futuras personitas que van a decidir qué pasa después, cuando nosotros ya no estemos.
Una escuela que de las bases para construir un camino, donde le den a sus alumnos el método y los medios para el éxito, al mismo tiempo que se les presenten las consecuencias positivas, en caso de usar esos medios de la mejor manera, y las consecuencias negativas en caso de no sacarles provecho, donde él solo pueda comparar y elegir qué es mejor.
Un lugar donde el estudiante decida ser quien es, donde su éxito dependa de sí mismo, y no del miedo a reprobar o simplemente cumplir con una obligación impuesta por un superior.
Una escuela donde los alumnos formen parte de algo más grande, donde les enseñen a ser solidarios. Donde no se necesite una membresía, un status, ni ninguna cualidad en específico para entrar. Una donde se practique todos los días el respeto y la formación personal y moral.
Esperando algún día encontrar el tiempo y los medios para hacerlo, me encontré redactando estas palabras sobre el colegió que me gustaría fundar… una escuela de vida.
Andrea.
Que bonito lo escribes no te molestaría si te envío solicitud a tu Facebook saludos
Me gustaMe gusta
Adelante!
Me gustaMe gusta
Es posible, muy posible. Hay que construir muchas.
Me gustaMe gusta