Todos tenemos formas diferentes de querer y de que nos quieran, por eso no podemos condicionar nuestras relaciones al cumplimiento de una lista determinada de requisitos. No existe un molde prefabricado para nuestras amistades o romances en el que podamos forzar candidatos a encajar, nos quedaríamos buscando por siempre el amor o la amistad perfecta, una con la que no creceríamos, no aprenderíamos y con la que seguramente nos aburriríamos.
Por eso yo decido querer a quien siento que quiero querer, a quien me hace sentir comodidad y confianza, a esa gente que se muestra como es y me hace sentir que quiero más para ellos. Los que me enseñan que pueden superar sin mesura lo que yo hubiera puesto en esa lista de requisitos que muchos pueden tener.
Y los quiero con ganas, porque sentir es lo importante, es la forma no física de nuestra relación, lo que sentimos por ellas y lo que sienten por nosotros, cómo los hacemos sentir y cómo nos hacen sentir.
Aprender a saber por quién sentir es un reto que si sale mal, te puede decepcionar un rato; pero si sale bien, te puede hacer brillar.
Dejarte sentir es un reto que vale la pena tomar.
Andrea.