Escribe. Es el mejor consejo que puedo darte. Escribe para guiarte, para conocerte, para expresarte o para acordarte.
Escribir tus pensamientos ordena el corazón y hace que cobre vida tu razón. Eres maestro y alumno, descubriéndote y conociéndote te encuentras en debate socrático intentando poner de acuerdo a tu mente y corazón, dándote cuenta de que tu corazón piensa por si solo y que tu mente tiene su propio latido.
Escribe, para que tus palabras duren, para que no se evaporen como el aliento del hablador ni se olviden como el eco del orador. Escribe sin pena y con descaro, expón sin censura lo que piensas y la forma en la que lo piensas, tu definición de religión, los límites de tus creencias y los pecados que crees merecen confesión.
Escribe para ti o para algunos, para todos o para nadie, pero escribe, es el mejor consejo que cualquiera puede darte.
Andrea.