Dicen que nunca sabes como actuarás hasta encontrarte en la situación especifica, varias veces mi papá me ha dicho “nunca digas de esa agua no he de beber”, porque en efecto, nos resulta muy fácil ver las cosas desde afuera y juzgar a los demás por las decisiones que toman, “imaginarnos” la forma en la que se sienten y decidir cual es el camino correcto para ellos.
Pero ponernos en sus zapatos no es suficiente porque ignoramos tantos detalles importantes y no nos damos cuenta de que para realmente entender necesitamos ponernos los calcetines, los pantalones y la chaqueta con la que se abrigan estas personas.
Es automático, nuestro instinto para discernir nos empuja a percibir lo correcto y lo incorrecto según la forma en la que hemos sido educados, pero ésta misma educación es la que debe activar el segundo filtro que nos hace entender, tal vez no podamos entender las acciones de otros, pero lo que verdaderamente importa es razonar y comprender que cada cabeza es un mundo que rota y se traslada a su propio ritmo, que se rige por distintas leyes y lo mas importante… Que ha vivido cosas diferentes.
Hay que vivir de tal manera que no nos afecte el alboroto social que se presenta cada vez que alguien toma decisiones clasificadas por la comunidad como “diferentes”, no seamos participes de la farándula o victimas del chisme que consume y extingue las buenas relaciones. En vez de polemizar personas hay que debatir ideas y cuando sea nuestro turno de tomar decisiones, podremos tomarlas basándonos en nuestros propios intereses y no en los de los demás. Es lo mas sano para todos.
Andrea.
Andrea Puebla 