Perdimos algo sin darnos cuenta, ahora somos esclavos de su ausencia. Después de unas semanas, extrañamos una libertad que cuando tenemos no sabemos aprovechar.
Así que nos tiene que doler porque si no lo sentimos no podemos aprender.
Jugamos a que sabíamos cómo manejar el mundo, nos creímos sus dueños y lo hicimos atendernos; lo explotamos sin parar, le quitamos sin preguntar.
Nos acostumbramos a hacer daños hasta que fuimos nosotros los que nos quedamos sin poder respirar.
Los próximos meses habrá que esperar y solo de eso depende que se pueda recuperar.
Podemos pensar que esta es una tempestad, pero la verdad es que no sabremos lo que es la libertad hasta que al mundo sepamos cómo tratar.
Andrea