Oscuridad.

La oscuridad tiene mucho que enseñar, aunque es difícil de atravesar. Basta con mirarla para sentir el peso de tu incomodidad; ella trae respuestas para preguntas que no habías pensado en generar.

La oscuridad golpea como un accidente difícil de procesar; es un teléfono que no para de sonar, pero no quieres contestar. Un mal sueño del que no puedes despertar.

Es una montaña rusa sensorial; es compleja de transitar. Es un juego poco amigable para tu estabilidad emocional porque ella carga verdades que tú no has querido habitar. Para conocer tu oscuridad, hay que dejar de buscarla en los demás.

En tu oscuridad hay maestras que no vas a disfrutar. La incertidumbre, por ejemplo, esa no te deja respirar; te asfixia frente al precipicio de lo desconocido, invitándote a saltar. Te enseña todo lo que no puedes controlar.

La soledad reprueba fácilmente; te muestra que desde la oscuridad no puedes ver a nadie más.

La resistencia es la más difícil de pasar; primero te hace pensar que contra ti mismo tienes que luchar, hasta que te das cuenta de que con nadie ni con nada tienes que pelear.

De pronto sabes que en la oscuridad se aprende a contemplar. No tienes que huir de ella porque sus lecciones son más valiosas que lo que se puede contar. No hay a dónde ir ni dónde estar; te das cuenta de que para liberar, solo necesitas soltar.

Andrea.

Topic:

Deja un comentario

Previous: